Nada es lo que parece ser. Sólo eso. La borrasca camina a paso lento, como un pasodoble silencioso. La tormenta se siente gustosa al tener de su lado el efecto de lo inesperado, la inquietante sorpresa de lo alineadamente no planificado. Suenan campanas de crecida inundación, invasión insesgada entre espías de lo invisible, de esa aurora que otorgó en el pueblo la maquiavela sensación de sentirse libre y protegido. De esamera ilusión de grandes avances conseguidos, de esa utopía de que las clases marginales podrían codearse con los poderosos, esos seres que mueven y tejen el destino de los estados que ejercen la honorable misión de controlar el "orden público", su orden, su status. Crece el descontrol de una situación tantas veces repetidas en el pasado, donde hoy el pueblo saborea la migaja del logro para luego volver a la oscuridad ancestral del "sin derecho". Porque cuando la Historia se repite, sucede que todos hacen eco de los mismos pasos y errores que antaño cometieron sus antepasados. Ya se ve, o se verá, que nuestro destino es el que "fué" porque por muchos logros, bienestar, tecnología y sabiduría... el ser humano no ha progresado absolutamente nada en materia social y humana. ¿Dónde está todo el crédito de la revolución industrial, de las ciencias, de la tecnología? EL hombre se ha olvidado de ser hombre y se ha dejado llevar por la inercia del que abandona el arte y las humanidades, rechanzado el saber por creerse en manos de un Dios poderoso de nombre Don Dinero, que todo lo compró, todo incluida nuestra libertad. Sé de la certeza de vuestras creencias y opiniones, de lo alarmante de vuestras miradas, de la insensatez de mis palabras ante vuestra firmeza comprada. Y es que ante el ombligismo garante de una vida acomodada, aunque temporal y divina en sí misma, no hay pasión que mengue. Son vuestras mentes las que han caído ante el ego de un oscuro porvenir, adornado con cariz de "el mundo es así, no es nuestra responsabilidad" porque "ellos hacen y deshacen". ¿Cuándo pusimos nuestra vileza en manos de mercaderes? Me pregunto como la humanidad pudo dejarse seducir por una libertad que la convertía en objeto de intercambio, en mero instrumento de los mercados, en juquete de las manos opulentas. Incluso me pregunto por que la masa, el pueblo, el único valedor de su autentico destino se deja zarandear y manipular, me pregunto como permite que la politica sea beneficiara de los poderosos y no del pueblo, me pregunto cuando se tuvo libertad si el poder nunca cambió de manos, ni el orden pasó a potenciar politicas para la vida y no para el negocio de los capitales. ¿De verdad hubo Revolucion Francesa o Mayo del 68? No sería todo puro espejismo, una mísera migaja para acallar su consciencia, una manera de aplacar la esperanza de un futuro mejor en libertad, de acción y paz social. |
No nos mires, ¡únete!
martes, 10 de junio de 2008
Miserias de un Hombre sin Humanidad
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