No se si será genético o adquirido, pero lo cierto es que la política me ha interesado desde que tengo uso de la razón. Y a ciertas edades, reconozcámoslo, eres el friki de turno, como el que siendo un poco más mayorcito no se despega de los videojuegos o las colecciones de cromos. Pero con el tiempo te acabas rodeando de gente más o menos afín, con quienes compartes intereses y aficiones, y olvidas que la gran mayoría de los jóvenes permanecen ajenos a lo que cuentan los periódicos, esos temas a los que nosotros recurrimos en una conversación cualquiera. Por eso, poner los pies en la tierra es un ejecicio muy saludable. Sin ir más lejos, la semana pasada, en clase de periodismo, el resultado de un test de actualidad sobre el nuevo Gobierno de Zapatero consiguió sorprenderme. La inmensa mayoría de la clase desconocía los nombres de los ministros y sus departamentos.
Ahora bien, tampoco seamos alarmistas. Al igual que ocurre a otras edades, los jóvenes se preocupan por aquellas cuestiones que más les afectan y tienen intereses, preocupaciones y compromisos dispares. Huyamos de las opiniones que dramatizan el problema y acaban concluyendo que la juventud se dirige hacia un precipicio. Claro que la televisión atonta, el consumismo merma el espíritu crítico y las drogas matan neuronas; pero es igualmente cierto que el debate político habitual, del que son responsables partidos y medios de comunicación, está totalmente alejado de una parte importante de la sociedad, y especialmente de los jóvenes. El nacimiento de partidos políticos como UPyD que se presentan como fuerzas alternativas, en busca de los "votantes hartos", demuestran que algo está pasando.
Hay motivos para el optimismo. Internet, y también la prensa gratuita, han acercado la información y la política a los jóvenes, que tienen lugares donde hacerse oír y mostrar sus inquietudes y opiniones. Ahora, la participación política va más allá de las organizaciones sociales y las secciones juveniles de los partidos políticos. Éstas últimas, por cierto, deberían plantearse si trabajan codo a codo con los jóvenes o si por el contrario están también alejadas de su realidad. Hace no mucho tiempo, un amigo me hizo el siguiente comentario sobre los dirigentes de esas secciones: "Son jóvenes que quieren vivir como adultos con la excusa de representar a la juventud". Dicho queda.
1 comentario:
Estoy de acuerdo contigo en que no se pueden achacar a las condiciones inhibidoras de la sociedad y a la actitud inherente de la juventud todos los males. Son factores que influyen, sin duda, pero que se ven reforzados por el hecho de que la política española no es demasiado atrayente.
Demasiados gritos, demasiados "y usted más", mucho ruido y en ocasiones pocas nueces. Yo vengo apuntando desde hace mucho tiempo, que la política española no es tan elevada ni tan sofisticada como debería ser.
Los temas repetitivos, que ocupan horas y horas el espacio parlamentario y mediático, relega los temas que atañen a la juventud a un segundo o tercer plano.
Hay que dignificar y elevar la política española hasta las cotas que realmente merecemos como Nación.
Si estos jóvenes encuentran atractivo el discurso y el fondo de la política, es más fácil que se aproximen a él y tomen parte del mismo.
En cuanto a lo de las secciones juveniles de los partidos, he de decirte, que por desgracia, son en ocasiones utilizadas a modo de trampolín, para ascender con rapidez y entrar ya al partido de los "mayores" en buena posición. Como has dicho, quieren vivir como políticos adultos antes de tiempo.
Un saludo Pablo. Me ha parecido brillante tu intervención aquí. Se esperaba como agua de mayo :)
Un abrazo
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