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miércoles, 25 de junio de 2008

La otra guerra santa

Ignacio Arsuaga es un inquisidor 2.0, o un talibán, como prefieran. Preside Hazte Oír, una plataforma ultraconservadora que utiliza internet para perseguir a todo aquel que se interponga en la consecución de su objetivo: imponernos una dictadura católica, sin aborto, ni divorcios, ni homosexuales, ni educación ni ciudadanía.

La última iniciativa de este grupúsculo de radicales ha sido exigir a los anunciantes de la Sexta que retiren su publicadad del programa Salvados por la Iglesia, por considerarlo ofensivo hacia la religión católica. Y por increíble que parezca, han logrado que cuatro grandes compañías -Heineken, El Corte Inglés, Seguros Ocaso y Fujitsu- se arrodillen ante su amenaza de boicot y retiren sus anuncios.

El presidente de la secta, el talibán Arsuaga, está encantado de su éxito (no es para menos) y anuncia que consumirá compulsivamente productos de las marcas en cuestión. Imagínenselo emborrachándose a base de Heinekens, con el aire acondicionado Fujitsu a tope y asegurado en Ocaso -él y su superfamily-. Mientras tanto, los herejes asistimos atónitos a esta nueva forma de inquisición, y a la facilidad con que algunas empresas ceden al chantaje y la amenaza, como diría la AVT.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hablas de pleitesía, de manipulación de los medios de comunicación y otras cosas que te indignan y me indignan.
Por eso me gustaría que te interesaras por lo que pasa en Extremadura. Y más en concreto por el proyecto de una refinería de petroleo que quiere montar con el dinero de todos los extremeños el tio del jefe del PSOE en Badajoz. Pon en google "informe gallardo"
Ya sabes... la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

Jorge P dijo...

Anda que.. "ultraconservadores", "grupúsculo de radicales", "talibanes", acusaciones de querer "imponer"... y todavía los exaltados son otros. Sois todos iguales. Luego os lleváis las manos a la cabeza cuando alguien dice dos timideces sobre el progresismo!!

Alberto Ginel Saúl dijo...

jorgepéVeamos, ultraconservador: que defiende las medidas conservadoras más radicales de manera vehemente cuasi vocinglera. Yo entiendo que lo que quieren conservar estos señores es el modo de vida católico, apostólico, romano, único y verdadero.
Generalmente lo hacen de un modo radical, sí.
No me parecen templadas (ni medio normales) las barbaridades que han vertido contra el gobierno los Jerarcas y amigos. Leanse algunas de ellas "el gobierno destruye las familias españolas" "las medidas que adopta este gobierno van contra los derechos humanos" "el gobierno de España vulnera la constitución" (declaraciones episcopales en distintos foros). Y todo por intentar despegar a España de ese ultraconservadurismo que quieren conservar sus eminencias púrpuras. Despegar a España del nacional-catolicismo, de las prevendas, de las relaciones de poder y subyugación moral y religiosa en un estado laico, de la discriminación por razón de sexo y orientación sexual.. etc etc.
Igual de radicales fueron las declaraciones homofobas (por hacer referencia solo a una vertiente de este ultraconservadurismo) que han salido de la boca de los líderes Ppopulares o de sus amigos y "expertos" (vease, si el estómago aguanta, al ínclito Aquilino Polaino) que puso sobre la mesa con toda naturalidad y en sede parlamentaria que la homosexualidad es una enfermedad propia de personas con padres alcohólicos y madres desprendidas.
Talibanes: pues oiga, sí, le guste o no. Talibanes y delincuentes, este tipo de declaraciones si que vulneran de verdad los derechos humanos y tienen sitio en el código penal.
Todos tenemos oídos, igual que Fedeguico tiene boca y la emplea cada mañana para sostener estos y otros argumentos penados por la ley.
Y por suerte, lo de imponer el ideario integrista católico pues ya no funciona, no sirve. Sin embargo, eso no quiere decir que no cejen en su empeño y aún lo intenten y que en algunos casos, como este, lo consigan.

Yo, las manos a la cabeza me las hecho cuando los inquisidores (Pablo, se te olvidó este adjetivo) me dicen como tengo que actuar, que tengo que creer, a quien tengo que amar etc etc. ¡Y encima no se les puede replicar! ¿o qué pasa? Serán sagrados, venerados y respetados en sus vacías iglesias, pero de cara a la opinión pública no son más que señores retrógrados añorando un pasado mejor (para ellos). Y sí, todos los adjetivos expuestos por Pablo, les pegan a la perfección.

Jorge P dijo...

Primero: hablas de radicalidad, y habría que ver qué entiendes tú por "radical". Aquí sólo se tacha de radical lo que digan unos, no los otros. Porque, vamos a ver. ¿No es radical aprobar una ley contraria a los dictámenes del Consejo de Estado, al Derecho Comparado, a nuestra tradición jurídica y al diccionario?. No, eso "no es radical" porque está acorde a vuestra ideología, al margen de cualquier otra consideración.

En cuanto a lo del talibanismo, pues sencillamente es taparse los oídos a los argumentos, que los hay y muchos. Un talibán no argumenta y los argumentos que defendemos los católicos llevan 2000 años aumentando, perfeccionando y renovándose sobre la misma base.

Pero es que, aparte de eso, la entrada ésta trata sobre una marca de cerveza que no admite, con todo derecho, que un programa insulte y se burle de la Iglesia. Simplemente retira su publicidad de él. ¿Y eso es querer imponer nada?. Como si no tuviéramos miles de ejemplos de lo mismo en temas nada católicos. Y peor, porque no son pocas las empresas obligadas a retirar anuncios que han costado millones por quienes se han sentido ofendidos. ¿Y por esto os Echáis las manos a la cabeza?

Habláis de imponer, y resulta que ahora tenemos que soportar una ley que impone a la fuerza, a los niños, un modelo de persona, de visión sexual determinada, contraria a la religión mayoritaria de este país, sin dejar objetar (vaya tolerancia). Claro, y eso con el argumento de que "antes lo hacían otros". ¿No hemos quedado en que el adoctrinamiento es malo?. Ay no, que aquí se trata del progresismo, y eso sí se puede inculcar a los chavales y hacerles jugarse su futuro (sus notas), si no comulgan con un montón de postulados relativistas y totalmente imbuidos de la ideología de género que tanto amáis y abrazáis.

En España, a diferencia de otros lugares con tradición democrática, decirse conservador no acarrea mayores reacciones que declararse progresista. La anormalidad en ESpaña pasa por que se estigmatice el ser conservador y dictatorialmente se le niegue legitimidad o razonabilidad a sus planteamientos. Eso es a lo que hemos llegado. La complacencia ante las propias salidas de tono progresista y sin embargo las más variadas acusaciones a las pocas campañas conservadoras que todavía se pueden ver en España.

Me he pasado un año fuera de España y me llegaba de todo sobre Losantos, ya que lo nombras, que tal que si cual.. un crispador vaya. Y resulta que llevo como una semana viendo el programa de Wyoming, lleno de insultos, burlas, sesgo en las informaciones y ridiculizaciones, no ya al PP, que todavía, sino a todo lo que huela a religión. Eso sí, con una sonrisa en la boca y unas risas. ¿es que acaso alguien admitiría un programa así en una televisión generalista, pero de signo contrario? mira que hay un programa de radio y al presentador lo quieren meter en la carcel, cerrar la emisora, etc..

Para mí está claro. Tanta acusación tanta acusación y de lo que se trata es de no haber aprendido nada, estos años, de democracia, de debate. Se habla mucho de admitir todas las ideas, pero eso sí, las conservadoras y las religiosas no.

Siempre con el argumento del nacional-catolicismo. Es decir, que o se es laicista o se es nacional-católico. No admitís otra cosa. Eso, sin saber qué significa la doctrina del nacional-catolicismo y sin tener en cuenta que la mayoría (por no decir todos) de los que forman plataformas como HazteOir o los que hoy en día nos decimos conservadores ni vivimos con Franco ni podríamos en la vida apoyar una dictadura, y está de sobra decirlo, para quien quiera tener un debate honesto. Claro, que ya dudo de si iríais con ese argumento a cualquier católico italiano, o francés, o norteamericano, o polaco, que no defienden nada diferente a nosotros y se os quedarían con cara de estupefacción (cualquiera se quedaría así) si os oyeran hablar de nacional-catolicismo.

En fin, q así están las cosas.